Los síntomas de la alergia se pueden paliar de varias formas. En este post publicado por msolucionacastellana.com nos referimos a los medicamentos antihistamínicos como una opción segura y efectiva de primera mano para evitar esas molestias.
Los antihistamínicos son los medicamentos más empleados en el tratamiento de las alergias. Forman parte del grupo de medicamentos más prescritos a la población general y muchos de ellos pueden adquirirse, además, sin receta médica. Los antihistamínicos se encargan de inhibir los efectos de la histamina, un producto químico generado por el organismo en respuesta a los alérgenos y causante de estornudos, moqueo, picor en los ojos o en la piel o urticaria.
Tipos
- Antihistamínicos clásicos o de primera generación. Fármacos que penetran en el sistema nervioso central y causan sedación, sueño, aumento del apetito y otros efectos como sequedad bucal, visión borrosa o estreñimiento. Se transforman rápidamente en el hígado, por lo que es necesario tomarlos tres o cuatro veces al día.
- Antihistamínicos no sedantes o de segunda generación. Penetran menos en el sistema nervioso central y son más seguros para la realización de actividades cotidianas que dependen del grado de somnolencia (conducir o rendimiento laboral y escolar). Sus características farmacológicas permiten, en la mayor parte de los casos, su uso en dosis única diaria.
Conviene saber:
- Tomar los antihistamínicos de forma regular durante la temporada de alergia. Si no se hace, el alérgico puede experimentar efectos secundarios más notables y menos eficaces para el control de los síntomas.
- Mantener horario idóneo, especialmente si los antihistamínicos producen somnolencia.
- Aumentar gradualmente el uso. El organismo necesita acostumbrarse gradualmente a la medicación. Eso sí, siguiendo siempre las indicaciones de nuestro médico.
- Tener en cuenta los efectos secundarios. Estos medicamentos no favorecen a todas las personas. Lo normal es que provoquen somnolencia. Sin embargo, a veces tienen el efecto contrario y pueden producir agitación o comportamiento hiperactivo.
¿Por qué dan sueño los antihistamínicos?
Una de los efectos provocados por los medicamentos antihistamínicos es el sueño. Esto es así porque una de las funciones más importantes de la histamina es mantener despiertas a las personas. Un 40% del total de los receptores de la histamina se encuentra en el hipotálamo, que regula, entre otras cosas, los ritmos de sueño y vigilia. Al inhibir la histamina, los antihistamínicos tienen, por tanto, un efecto sedante que varía en función de cada fármaco y cada persona. Este efecto sedante es mucho más propio de los antihistamínicos clásicos.
La somnolencia y otros efectos secundarios de los antihistamínicos tienden a mejorar en los primeros días de tratamiento.
¿Pueden tomarse antihistamínicos durante el embarazo y la lactancia?
Lo aconsejable durante el embarazo es evitar cualquier tipo de medicación que no sea imprescindible. Sin embargo, los datos epidemiológicos no sugieren un aumento de riesgo fetal o de malformaciones asociado al uso de estos antihistamínicos clásicos.
En cuanto a la etapa de lactancia, más de lo mismo. Los estudios sugieren que el lactante, en el caso de que la madre tomara antihistamínicos, recibiría sólo el 1% de la dosis administrada a la madre, por lo que el riesgo de efectos adversos sobre el bebé es prácticamente inexistente.
msolucionacastellana.com