Cuídese de la calima

/ jueves, 22 de enero de 2015 /
Siempre que observamos esa capa blanquecina que envuelve a la ciudad nos preguntamos cómo y en qué medida puede afectar nuestra salud.


La versión web del Diccionario de Meteorología y Clima define a la calima como  “la existencia de partículas muy pequeñas de polvo o arena en suspensión en la atmósfera”. Y establece que la desaparición de este evento está condicionada por el viento o la lluvia.

Cabe precisar que la calima es esa nubosidad perenne suspendida en el ambiente durante los meses de sequía, cuando normalmente se presenta baja humedad relativa, poca nubosidad, escasez de precipitaciones en gran parte del país y vientos relativamente débiles (características que están asociadas a los sistemas de alta presión).

Por su parte, la alta presión produce un debilitamiento de los vientos Alisios (vientos del noreste) generando una gran estabilidad atmosférica. Esto casi anula el movimiento del aire en forma vertical, resultando lo que se llama coloquialmente: “no sopla el viento”.

Según registros del Inameh, la temporada seca y la alta presión son condiciones que favorecen una mayor concentración de partículas producidas por los incendios forestales en la capa baja de la atmósfera, que es la más cercana a nuestra visual, ocasionando una disminución en mayor o menor medida de la visibilidad y la aparición de molestias en ojos, nariz y garganta.

La directora del Centro Nacional de Alergia, Asma e Inmunología (Cenain), doctora Gabriela Guerra Khliefat, explicó que si este fenómeno meteorológico es persistente o abundante, puede dar lugar a otros síntomas como broncoespasmos, crisis respiratorias y asma, desencadenando conjuntivitis alérgica, lagrimeo, picazón, ardor en los ojos, disminución de la agudeza visual, debido a la irritación producida por este evento.

“En el caso de la rinitis alérgica - acotó la especialista - puede exacerbarse por la alta concentración ambiental de antígenos teniendo características clínicas tales como prurito (picazón), rinorrea (secreción mucosa), estornudos, dificultad respiratoria, congestión nasal, dolor en cara, cefalea y goteo posterior que produce tos seca irritativa y hasta cierta dificultad respiratoria”.

Puntualizó que en pacientes con antecedentes de asma, este fenómeno puede hacer que se presenten crisis con dificultad respiratoria, pudiendo acarrear una infección respiratoria debido a la contaminación ambiental.       

En primer término, Guerra recomienda a las personas que tienen un componente alérgico, evitar transitar las zonas con mayor concentración de este contaminante y resguardarse en casa, manteniendo las ventanas cerradas en el día, cuando la concentración es mayor, y abrirlas en la noche.

Frente a casos de mayor sensibilidad,  conviene someterse a un tratamiento médico estacional para evitar crisis o complicaciones en estas temporadas, “Estos tratamientos pueden ser locales como irrigadores nasales, el uso de algunos medicamentos tales como los histamínicos, esteroides tópicos, y en casos más graves, vía sistémica, el uso de la inmunoterapia la cual puede ser utilizada en dos formas, la estacional o cuando se presente de forma crónica y poderlo usar con un esquema más prolongado”.
 @alergiascenain



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